lunes, 26 de noviembre de 2007

La venecia del Norte

Y partimos a Amsterdam.

La verdad es que no estábamos muy seguros de este paseo porque pronto se venía el viaje a Chile y resultaba bien pesado, pero al final estábamos tan apestados en Salamanca que por salud mental necesitábamos airearnos un poco... Y fue la mejor decisión
¡¡Qué mejor que llegar a Chile quebrándose que hace un par de semanas estábamos en la ribera del Amstel!!

Conseguimos un viaje bien barato por Vueling, que salía a las 6 de la mañana de Madrid, así que la aventura partió con nosotros acarreando unas bancas en Barajas para armar una cama en el aeropuerto y poder descansar un ratito antes del viaje. Ojo que a las famosas bancas le ponen reposa brazos para que la gente no duerma en ellas y no afee la T4, pero como buenos chilenos que somos, encontramos la pillería y logramos reposar nuestros cuerpecitos pasándonos por la raja los intereses estéticos de la "Madre Patria".

El vuelo sin problemas y la llegada a Schiphol, sin novedad....hasta que nos bajamos en la Station Centraal y pudimos ver cómo es Amsterdam.
Nadie nos había logrado transmitir lo lindo que es... La gente habla de los Coffee Shop y el Barrio Rojo, pero nadie dice que los edificios y casas flaquitas son como de cuento; que hay miles de canales con cientos de casas flotantes, y que la gente, desde señoras elegantes de 80 años, ejecutivos, y hasta mujeres con un par de niños instalados en un canastito, todos se transportan en bicicletas. Todas estas cosas le dan una onda impresionante a la Venecia del Norte.
Inmediatamente decidimos no comprar la Iamsterdam-card y recorrer la ciudad siempre a pie, así nos fuimos andando al hostal pasando por el Mercado de las Flores, que está instalado flotando sobre el Singel. Lo encontramos por casualidad caminando hacia nuestro hostal, pero tendríamos que esperar hasta el día siguiente para conocerlo por dentro...
También pasamos por la Plaza Dam, punto de encuentro para todos los visitantes de esta ciudad, donde se encuentra el Koninklijk Paleis o Palacio Real, construido entre 1648 y 1655 en estilo neoclásico. En él se pueden ver figuras que representan las ciudades del mundo ofreciendo sus mercancías a un figura femenina que representa Amsterdam, lo cual intenta graficar la importancia comercial que la ciudad tuvo en su Época Dorada. Los holandeses son y han sido mercaderes y esa es una de sus gracias.
Luego de dejar nuestra maleta en el Hostal Granada (bien ubicado, desayuno increíble, pero pieza enana, compartida con diversos roncadores, baño también compartido y bastante hediondo), partimos a la Casa de Ana Frank. Era obligatorio ir ese día porque era el último en que se podría visitar la casa con el famoso árbol que miraba Ana desde su ventana. Al día siguiente sería derribado por viejo.
En el camino nos fuimos fascinados mirando las calles, la gente, los tranvías... sacándonos fotos como huasos en cada nuevo canal, con cada barco-casa, con las bicicletas... Eso sí, perdidísimos porque es imposible pronunciar los nombres de las calles y cuando uno termina de leer el mapa ya es incapaz de reproducir lo leído.
Gracias a nuestro buen instinto de turistas logramos llegar a Westerkerk, una de las iglesias más grandes de las ciudad, que representa el triunfo del calvinismo sobre el catolicismo. Menos mal que quedaba al lado de la casa de Ana Frank. De la Casa de Ana Frank, ninguno de los dos recordaba muchos detalles del libro. Nos imaginábamos a la familia encerrada detrás de un clóset, apretados y oscuros. Pero no era tan así.... menos mal que las 8 personas que estuvieron más 2 años escondidos, tuvieron algo de tiempo para preparar el lugar, habilitar un par de piezas, una especie de cocina y un baño. Igual, esto no quita que la cuestión fue bien terrible y que Ana era una cabra bien talentosa, que murió en un campo de concentración sólo unas semanas antes que el lugar fuera liberado por los ingleses. Sólo su padre sobrevivió de los ocho que estaban escondidos... alguien los delató, todavía nos se sabe quién... sapos siempre ha habido y los habrá.

Al terminar la visita al Museo, descubrimos que por estos días la última moda en términos turísticos es algo así como una "Videopostal". La idea es que en los lugares de interés se instalan computadores para que los turistas puedan mandar vídeos y así sacarles pica a los amigos. Pero como no recordábamos los correos de casi nadie, nos mandamos el vídeo a nosotros mismos... Se nota a la legua como nos quieren las cámaras (aunque no los micrófonos, que sólo grabaron un shhhhhh).

También pudimos dejar una hoja en el árbol virtual que reemplazará al derribado, una buena opción para perpetuar el árbol, aunque los vecinos de la casa de los Frank no estaban muy de acuerdo con la tala: ponían letreros que decían que el vegetal estaba sanito...

Esta es una foto desde la puerta del Museo de Ana Frank, donde se ve el correspondiente canal y una de sus casas flotantes. Esta es de las más turísticas, pero hay otras personas que viven en barcos bastante chicos y a punto de hundirse. Existen miles de casas en los canales de Amsterdam, como el 80% ilegales, por lo que no tienen agua, luz ni alcantarillado.

Aquí otra foto de los canales, los puentes, las calles, las casas... es que no somos capaces de seleccionar las mejores

¡NOS GUSTAN TODAS!

De ahí, nos perdimos otro rato por las calles hasta que llegamos a un estacionamiento de bicicletas cercano a la Station Centraal que no pudimos dejar de fotografiar (tres pisos only for bikes). No sabemos si la gente logra ubicar la bici que estacionó o si la deja ahí y luego se lleva cualquiera, porque nos parece imposible lograr ubicar tu bici en esas condiciones... Tal vez por eso, algunos acostumbran enchular la bici, con pasto sintético en la parrilla, canastitos con flores, colores diferentes, etc.Ojo que acá no se lleva la Mountain Bike ni nada muy parafernálico, sino que usan una especie de mediapista o algo parecido, con asiento durísimo e, imprescindible, bocina del tipo timbre. La sencillez de las bicis debe ser porque se las roban a cada rato, se caen a los canales o quizás porque la gente olvida dónde las estacionan. De hecho, encontramos miles de bicicletas medias oxidadas, amarradas a algún poste hace años y con claros signos de abandono... Y lo del timbre, es imprescindible porque entre el caos de bicicletas, tranvías, autos, metro (que pasa por las calles) y turistas perdidos mirando para cualquier lado y otros volando, es inevitable andar haciendo sonar la bocina cada media cuadra.

Luego de tanta caminata, decidimos pasar por el Rock café, a tomarnos unas cervezas entre guitarras de famosos colgadas en las paredes (Sambora, Frehley, Young, Richards...), y así reponernos del largo día de paseo. No era muy tarde, pero estábamos muertos y como allá se oscurece temprano, teníamos la sensación de andar carreteando... sólo que eran las 5 de la tarde.

Ya repuestos, pensamos que era buen momento para nuestro primer encuentro con el Barrio Rojo o De Wallen. Recorrimos sus calles y nos paseamos entre prostitutas en vitrinas y promociones de marihuana en cada esquina, olor a pito por donde fuera y policías haciendo su ronda... todo sin contradicciones. Aunque suene raro, igual había traficas entremedio del museo del hachis, del erotismo y el sexo (que no valen la pena).

Sobre los Coffee Shop, resultan bastante pegados (onda punchi-punchi- ashiii) y la mayoría sin posibilidad de comprarse un copete adentro (sirven café, té especiales y jugos naturales). Además, se nota que los que acostumbran a visitar estos sitios son puros turistas, que con su tarjeta thc-VIP colgada al cuello, recorren diferentes locales y no se la sacan ni pá ir al museo (ashiii!!). El buen Amsterdanés compra su cuete y se va rapidito... en bici.

Algo más entretenidas son las tiendas de drogas inteligentes y sus accesorios asociados, donde es posible encontrar diferentes tipos de hongos, cactos, pipas y hasta unos tanques de oxígeno (se supone que vaporizan las drogas para potenciar su efecto... ¡pá que más!). Estas drogas inteligentes son las naturales, las que son legales allí (Sn. Pedro, Peyote, Ayahuasca, Marihuana, setas, hongos...)

La idea de esta tolerancia (OJO ¡¡No es legal fumar en la calle ni tampoco las drogas duras!!), es que si se permiten las drogas blandas se limita el consumo de las más fuertes... lo que lleva a que las drogas blandas sean... Uffff!!!

Sobre las trabajadoras sexuales, esperábamos más espectacularidad en sus performances, cuerpos esculpidos, vitrinas encandilantes y un ambiente más glamoroso. En cambio, nos encontramos con unos cubículos enanos, iluminados como pieza de revelado de fotos, con instalaciones tipo camilla depilatoria, y unas servidoras con bastantes kilos y años de más (¿muy exigentes?). ¡¡Onda: cierran la cortina y a darle!!

Nos imaginamos que en otros horarios la cosa podría verse mejor, así que dejamos establecido en nuestro itinerario de los próximos días, visitar el Barrio Rojo en la mañana, el mediodía, la tarde y la noche....todo para un estudio detallado por supuesto, nada de andar copuchenteando.

Los Cisnes y putas del Barrio Rojo

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