domingo, 30 de septiembre de 2007

29-09-2006 al 29-09-2007 = 1 año.

Un año son 12 meses, 365 días,
+
8.760 horas, 525.600 minutos, 31.536.000 segundos...
demasiado tiempo para estar tan lejos de
muchas cosas que queremos,
tan cerca de cosas que odiamos
y viviendo otras que aún no comprendemos
Menos mal que estamos juntos y que
+
la Agencia rinde frutos

Un largo camino que ya hemos ido andando

domingo, 2 de septiembre de 2007

Navarra - Aragón - Madrid

Desde San Sebastián atravesamos Navarra, nos saltamos Pamplona y llegamos donde Sara lo pasa chancho, o sea Zaragoza, en la Comunidad Autónoma de Aragón, valle del río Ebro.

Ojo que Aragón, Catalunya, Valencia y Mallorca eran las tierras de Fernando, el rey que se comía a la Chabela, reina de Castilla, que con su matrimonio formaron lo que hoy es España, echando a los moros y luego conquistando y saqueando América.
Obviamente Aragón tiene su propia lengua: el aragonéz. Pero este se habla poco, casi sólo en Huesca.
La visita era corta, por lo que nos paseamos por el Ebro y luego nos fuimos a conocer la Basílica de Nuestra Señora del Pilar, la principal iglesia de Zaragoza. Dentro de la Basílica se encuentra la famosa Virgen del Pilar, que no es otra cosa que una estatuilla de unos 40 cm. de alto, que para la Fiesta del Pilar queda encaramada a 3 o 4 metros sobre todas la ofrendas de flores que le dejan.

A la "Pili" la visten cada día con un traje diferente, de modo que ya circulan por internet fotos de Nuestra señora del Pilar en pelotas.
Allí se encuentra la Plaza del Pilar y alrededor, La Seo: una iglesia que mezcla todas las influencias que han pasado por España: Románica, Mudejar, Gótica y Barroca.

Más lejos nos fuimos al Palacio de la Aljafería, de origen moro en el S. XI, que luego pasó a ser residencia de los reyes cristianos y ahora acoge a las Cortes de Aragón.

Ojo que Zaragoza será sede de la Exposición Internacional ExpoZaragoza 2008, lo que tiene a todos los maños, zaragozanos o cesaraugustanos, vueltos locos alhajando la ciudad. Por eso la Catedral estaba llena de andamios y las calles con trabajos.
Al otro día nos quedaba un largo viaje a Madrid, recorriendo los campos de molinos de viento.Llegando a Madrid, una suave tarde de lectura en el Parque del Buen Retiro, relajándonos bajo las sombras del pulmón verde de la capital española.Y mirar los botes en la lagunita esperando reunirnos con El Capi para recibir todos los regalos desde Chile y luego salir de marcha.La mejor tortilla que hemos probado la encontramos, obviamente, en el "Mesón de la Tortilla". Está recién cocida, por lo que destaca su frescura, es bien cargada al huevo y sin cebolla ni otro condimento, sólo las buenas patatas, lo que la hace simplemente exquisita y la mejor de España.

Este mesón se encuentra por fuera de las murallas que rodean la plaza mayor y junto a otros mesones muy turísticos como el del champiñón (obviamente hay que comerse unos champiñones y pedirle al tecladista una canción) y el de la guitarra.Luego "nos fuimos a tomarnos" un jerez a "La torre del Oro", un bar "andalú" que queda en la Plaza Mayor de Madrid y se caracteriza por los escritos de Andalucía. Esta forma de escribir demuestra un poco el carácter del Andaluz: gueno pa´l webeo, al lote, en fin, que no se rige mucho por las normas.También el Bar homenajea el arte taurino. A tanto llega el amor por los toros que en este bar se encuentran unas cabezas de estos animales que han pasado por el ruedo, algunas de ellas sin orejas, porque el diestro había ganado oreja y rabo en dicha faena.Y bueno, todo lugar dedicado a la tauromaquia, debe incluir alguna cogida o daño que haya sufrido algún diestro. Aquí hay toda una muralla con fotos de las más peculiares como estas de cogidas y toreros en la clínicaO esta increíble donde el toro casi incrusta el cuerno bajo la pera del diestro. Los mozos nos informaron que el cuerno había llegado sólo hasta allí y que el diestro no había sufrido mayor percance terminando su faena con oreja y rabo.Con estas fotos uno se da cuenta que "tomar la alternativa" no es fácil y es un camino duro, ya saben lo que le ha ocurrido a Cayetano, a su padre Paquirrín y al gran Manolete, siempre homenajeado por José Tomás.
Este es el fin de las vacaciones 2007 conociendo el Mar Cantábrico, recorriendo más de 2.000 km.
Ahora de vuelta en Salamanca volvemos a la realidad de nuestra cueva.

El País Vasco: Fiesta, Playa y chilenos

En Bilbao ya estábamos en el País Vasco, otro mundo dentro de España. Cada vez nos damos cuenta que este país es un conjunto de países, algunos de ellos no muy convencidos de pertenecer a una nación conjunta, con realeza castellana, bandera y hasta selecciones deportivas comunes. En este caso nos adentramos algo en esta ciudad de Vizcaya, que no es su capital sino Gasteiz o Vitoria en español.Llegamos a Bilbao donde nos tenían preparada una fiesta sorpresa para terminar de celebrar los "32 Veranos diferentes". Le llevaban sus especies de fondas en el paseo alrededor de la ría de Bilbao, por las fiestas de la ciudad. Obviamente las fiestas locales en España son muchísimo más movidas e importantes que la fiesta nacional: para el 12 de Octubre nadie se entera, salvo en Madrid, mientras que las fiestas locales de comunidades y sobretodo de las ciudades, la llevan.

Paseando por la ría obviamente nos dirigimos al Museo Guggenheim, una parte de la red de museos de arte moderno de la fundación Solomon R. Guggenheim. Este edificio diseñado por Frank O. Gehry ("mostro" de la arquitectura), inaugurado en 1997 y que pareciera ser un barco o hasta una carabela, concluye toda una modernización y re-diseño urbano de la ría de Bilbao planteada por el arquitecto César Pelli (página para ver arquitectura). Este modelo urbano le da todo un encanto al Bilbao moderno, que lo alejan de la ciudad industrial que era.

Los bilbaínos tienen toda una onda media revolucionaria: sus fondas usaban mucho graffiti y se escuchaba música algo punky. Según Claudia existe un corte de pelo vasco (algo amachetado corto arriba y casi changuera) y la estética que se lleva no tiene nada que ver con Zara sino más bien con la del barrio Bandera.Recorriendo los alrededores del río uno se encuentra con plazas con suelo de poliuretano y perros gigantes de flores ¡Nada que envidiarle al reloj de flores de Viña!Finalmente, por esas casualidades de la vida, mientras volvíamos, un vasco nos preguntó la hora y luego nos comentó que estábamos bien ubicados para ver los fuegos: justo nos encaminábamos a pasar sobre le puente del Guggenheim.De allí, la fiesta estaba sólo a unos pasos, y más aún si ya estaban regalando la cerveza.

Al otro día nos dirigimos a Portugalete sólo porque allí existe un puente colgante... literalmente colgante, construido en 1893 y que es Patrimonio de la Humanidad según la UNESCO.El dichoso puente es una plataforma que cuelga desde la estructura metálica y se mueve por engranajes, por lo que es el primer transbordador del mundo. Obviamente, viendo los fierros cae de cajón que algo tuvo que ver Eiffel... en este caso, sólo puso la fábrica.

El sentido de crear un puente así y no como los habituales es que la ría de Portugalete es utilizada por grandes barcos que necesitan la vía libre, de modo que la mejor solución era un puente de este tipo y no levadizo.DONOSTIA (San Sebastián):

El Sol, la playa y el Verano nos llamaban a gritos y qué mejor que disfrutarlo en la playa La Concha de... ¡Donostia! o sea San Sebastián. Su nombre describe perfectamente la forma de tan famosa playa: una elipse en forma de caparazón de Vieira (Ostión). Esta ciudad, lugar de veraneo de María Antonieta, es como la Playa La Herradura de La Serena pero glamorosa (Por eso la pinta de Claudia).

Allí, a punta de baguet con chorizo deambulamos por la ciudad y nos aconsejaron ir a un borde de la playa donde está la famosa escultura "El Peine del Viento" de Chillida. La gracia de esta obra, no son solamente esos pinches que se ven en la foto. También simulan un "piuquén" o "bramador" como el natural que hay en Los Molles. Acá fue diseñado por el artista. Explicando un poco: hay unos hoyos en la explanada por donde sale el aire que sube por presión de las olas. La cosa es que todo español que visita Donostia desea retratarse en "El Peine del Viento de Chillida".Como queríamos sacar una foto donde se apreciara en toda su dimensión la grandiosa Concha Donostiarra, nos fuimos al Monte Igueldo donde hay un funicular que sube a la cima.. Como el pasaje costaba 2 eu. decidimos subir "andando". Grande fue la sorpresa cuando llegamos a la cima e igual cobraban 2 eu. por entrar... La rabia e impotencia carcomió nuestros espíritus y más aún cuando entramos en un aburrido parque de diversiones donde te cobraban por ir al baño y casi por respirar.

Pero bueno, la vista valía la pena, aunque por cagaos nos pegamos la media caminata.De allí había que descargarse de la rabia por lo que nos fuimos de tapeo y marcha por el Barrio Viejo, a pasos de nuestro hostal. Allí nos encontramos con la máxima expresión del arte de los pinchos, unas delicias marineras increíbles, con diseño gurmet incluido...

Lamentablemente Donostia no es una bagatela y por su gran turismo y cercanía con Francia (25 km.) pueden darse el lujo de cobrar lo que les dé la gana, aunque, de verdad, los pinchos lo valen. Lástima que no pudimos sacar fotos ya que la baba y los jugos gástricos hicieron estragos.

Otra peculiaridad increíble es que como los bares son tan pequeños y en Verano están abarrotados, los comensales deben salir a la calle. Así, toman su plato, recogen sus pinchos y se los sirven en la calle junto a su cañita. Cuando terminan, ingresan al bar, se dirigen al cantinero y en un máximo acto de estúpida honestidad confiesan su pecados gúlicos ¡¡Y los pagan!!.

Nos imaginamos el "éxito" que tendrían estos negocios en Chile.

Aquí se pueden apreciar las particulares costumbres ibéricas en el Bar: todo se bota al suelo (mientras más sucio mejor)... total hay alguien que lo limpia. Lo mismo ocurre en las calles y hasta en los pasillos de los edificios.Después de tanta cañita y babeo con los pinchos nos fuimos de juerga-dura en Donostia, rodeados de gringos, franchutes y uno que otro etarra camuflado...

Durante la noche recordamos que fuimos a un bar donde la garzona nos dijo que ella no nos iba a atender y trajo a una chilena. La cosa es que el bar (de pinchos) era de un chileno y trabajaban puros shilenos. Estaba en la plaza mayor del barrio viejo y era bien pijo. Gracias a nuestra cuna nos ganamos 2 jarras de cerveza.

Al final, quién sabe por qué y cómo, terminamos, como buenos chilenos en la cuneta...Al otro día nos merecíamos toda una tarde de playita, guata al sol, armados de un buen baget con chorizo. Así lo hicimos, hasta que la marea alta inundó la playa de la Concha y nos fuimos todos los bañistas ahí mismo... a la conchesumare. Sólo un intrépido veraneante, armado únicamente con su ponchera y los lejanos lazos con Arturo Prat, intentó no arrear la bandera ante el acuoso y salado enemigo. Pero, al igual que en el glorioso combate: la contienda fue desigual.Pasado un tiempo, la marea comenzó a bajar y los terrenos arenosos fueron rápidamente conquistados por caballeros y doncellas deseoso de Sol. Como en otras playas, el topless se lleva: a ver quién es hábil buscando a Wally y descubre tan nutritivas porciones del cuerpo fémino.Para finalizar nuestro paso por Euskadi, un poco de Euskera: un idioma infernal, impronunciable, incomprensible y que nadie tiene claro de donde salió...

Cantabria: sSsí...CaracolessS

Tostao por el descenso del Sella nos fuimos hacia la porción Sur-Oriental de los Picos de Europa, adentrándonos en Cantabria. Con lo primero que topamos fue con un estrechísimo camino que subía desde Santa Marina de Valdeón hasta Posada de Valdeón. Estos son unos pueblos perdidos e ínfimos donde nada hace recordar que estamos en un país industrializado, lo que les da un toque rústico especial.
En esta parte se observan algunos de los Picos y el paisaje tipo Heidi que los rodea. Aunque para nosotros, acostumbrados a las montañas, estas cumbres rocosas que no llegan a los 2.700 mts. no son nada del otro mundo, pero el entorno le da mucha onda. Aparte que hace casi un año que no veíamos nada de cerro: ver una montañita para un chileno es como estar en casa, si le tiramos un poco de humo ya es el hogar-dulce-hogar.
Ojo que la Comunidad Autónoma de Cantabria, con su capital Santander, esta súper orientada al turismo, vale la pena ir a una de las oficinas de información donde te llenan de folletos y de cuanto dato freak exista sobre la zona.
Luego de todo un día por los cañones de los Picos de Europa erosionados por los ríos Dobra, Sella y Deva, llegamos a nuestro destino: La Vega de Liébana, el mejor lugar para comenzar a celebrar los "32 veranos diferentes".
Para empezar, justo pasaban por ahí el peliculón "sz-rrek de tir" (pronunciación española de shrek the third). Al aire libre, con la guena pantalla y ampli.
Por las curiosidades del clima, una borrasca hizo de las suyas cuando Shrek recién convencía al supuesto heredero de asumir la corona. A pesar de los truenos, relámpagos y que el agua se colaba entre nuestras bragas, nos armamos de paraguas y vimos completo el peliculón.
¡Toda una experiencia!, algunos se subían a sus autos y los aparcaban cerca de la pantalla para ver la obra, pero nosotros no claudicamos frente a Frey o Tlaloc (dioses de la lluvia)
Obviamente, con el alma empapada no quedaba otra que calentar el cuerpo y qué mejor que seguir celebrando los "32 veranos diferentes " con un Orujo, que no es otra cosa que un aguardiente (50°). De ahí seguimos con el licor de manzanas y hasta un puro saltó por ahí. Es que al igual que a Anibal Smith y Mario Santos: nos encanta cuando un plan resulta.De ahí, recibir la llamada del "compadre" entre los Picos de Europa sellaría el inicio de las celebraciones.Al otro día, sin mayor percance, nos dirigimos a Fuente De, un teleférico que asciende más de 800 mts, en ocasiones casi verticalmente y que suele tener miles de visitantes diarios. Por fortuna llegamos temprano y sin casi hacer cola subimos sin pensar en la escotilla.Desde abajo apenas se ve donde está la estación terminal y se aprieta la tripa (la guata) cuando un viento menea el artefacto de lado a lado.
Pero las vistas valen la pena y sobretodo sacarse una foto en una terraza en donde uno queda literalmente en el aire con el despeñadero a los pies.Desde Fuente De, nos fuimos a Castro Urdiales, solamente siguiendo nuestro instinto: un pueblo costero chico y cercano a Santander. Esos datos nos hacían suponer productos del mar, pero también habíamos sido informado que allí se comía un plato típico de Cantabria: Caracoles de Huerto.El comer Caracoles de Huerto (de tierra para nos. o helix pomatia para los malacólogos o helicultores) se transformó en uno de los ritos para celebrar los "32 Veranos diferentes" y OJO que la temporada de caracoles es en Noviembre y casi nos quedamos sin degustarlos.
La cosa es que lo mejor de los caracoles es la salsa picante que los acompaña. El asunto se come con unos mondadientes grandes y largos que se meten a la concha y atraviesan al bicho, el que sale fácilmente de su caparazón mostrando todas su babosidades y cachitos incluidos para recalar en la boca del comensal... El plato es caro y no muy sabroso pero el orgullo de superar la nausea merece la aventura.
Ahora lo recordamos con cierto revoltijo estomacal y hemos instalado una planta de acogida de caracoles en problemas en nuestro estrecho piso.
Para quien desee, aquí va la receta para cocinar Caracoles de Tierra.El asunto de comer los benditos caracoles era peor aún teniendo en nuestras narices todo un abanico de bonitos, besugos, merluzas, mejillones y cuanta tapa quisiéramos. Más cuando por el precio del plato de caracoles (unas 14 lucas o 20 euros), nos abríamos zampao unos 10 pinchos

De allí, nada mejor que pasearnos por Castro Urdiales, un pueblo que de verdad conviene para comer y pasear (bueno-bonito y barato), olvidándose, claramente de los Caracoles.

Asturias: ¡Viva la Sidra!

Al Este de Galicia entramos en el "Principáu d'Asturies", una antigua región, tierra de ninfas, gnomos y almas en penas.

En 1230, el Reino Astur pasó a formar parte del Reino Castellano-Leonés, por lo que en compensación, en 1388 se creó el título de Príncipe de Asturias para el heredero de Castilla. En la actualidad ese título es para el heredero de la Corona Española, o sea, el Príncipe Felipe, pero en uno años más, si las leyes lo permiten, debería ser la Princesa Leonor de Asturias.

Entrando en estas tierras nos recomendaron pasar por el pueblo de Cudillero y comer unos mariscos, y como en ocasiones anteriores, nuestros guías no se equivocaron.

El pueblo es realmente bonito, emplazado como una gran anfiteatro colgando de los cerros, con el escenario hacia el mar. Sus habitantes están bien conscientes del atractivo del lugar, por lo que tienen todas las casas pintaditas perfectas y unas espectaculares terrazas reciben a los visitantes para invitarlos a disfrutar de los famosos mariscos de la zona. Para apreciar las vistas hay que subir a lo alto pasando por las terrazas y hasta los patios de los "pixuetos" (gentilicio del que vive en Cudillero)
Eso si, los mariscos no son muy baratos y menos en las fechas en que nosotros visitamos el pueblo, que es justo cuando más turistas tiene.... Así, nos quedamos con las ganas de degustar algo de la zona, pero no por mucho rato, ya que llegando a Oviedo disfrutaríamos de lo más típico de Asturias.

A pesar de que esta es una comunidad autónoma uniprovincial, los asturianos se enorgullecen profundamente de sus emblemas: Fernando Alonso, Letizia (la princesa de Asturias), sus montañas, los bolos asturianos, las gaitas y, principalmente, su Sidra.
Y es que la Sidra (chicha de manzanas para nosotros) es toda una tradición. Debe ser servida desde lo alto de la cabeza para "que se abra" al golpear con el vaso y así no provoque molestias estomacales a los bebedores. Obviamente, todo buen asturiano tiene un master en servirla, y aunque algunos turistas temerosos sólo dejan que les sirvan los mozos evitándose así todo el chorreo, nosotros no quisimos ser menos.Esta particular forma de servir la sidra lleva a que gran parte de ella termine en las manos y en el suelo de los bares, por lo que estos disponen de canaletas, azerrin y hasta barriles especialmente diseñados para servir la sidra en su interior.
Otra particularidad del beber sidra es que debe tomarse todo su contenido recién servido y "al seco" botando al suelo lo que quede en el vaso. Con todo esto, el arte de beber la sidra es una actividad compleja, chorreante y que deja impregnado un suave olor a chicha en los bares y calles de la ciudad
Pero bueno, no sólo bebimos sidra en Oviedo. Luego de un par de botellas (recordar que la mayor parte termina en el suelo) nos paseamos por el centro histórico, conocimos su Catedral, la Universidad y visitamos algunas de las esculturas que adornan las calles, las cuales incluyen desde estatuas de transeúntes paseando, hasta representaciones de Woody Allen.
Por la mañana nos adentramos en los Picos de Europa: un parque nacional que comparten 3 comunidades autónomas (Asturias, Cantabria y Castilla y León).

Nuestra primera parada en Picos de Europa fue Covadonga: un santuario en las alturas de la cara norte de los Picos, que le lleva iglesia emplazada entre las cumbres. Se supone que aquí fue la Batalla de Covadonga en el año 722, donde Don Pelayo venció a los Moros y comenzó la reconquista española. El fanatismo religioso de los visitantes hace difícil una visita corta, porque hay que hacer cola para entrar en la cueva, ver a "La Santina" y conocer la Basílica..... pero igual nosotros recomendamos una vuelta. Luego bajamos hasta nuestro hotel rural en Ribadesella: un pueblo donde desemboca el río sella.
En este lugar, coincidimos con el Campeonato de Bolos Asturianos, una modalidad del clásico juego de boliche de Pedro Picapiedras, pero bastante inentendible. Usan una bola más chica, sin hoyos para meter los dedos, la tiran por el cielo y no por el suelo, y esperan lograr derribar varios palitroques ubicados separados unos de otros.....¿?. A veces dicen que lo hacen en la modalidad "Palma" o "Dedo" y en otras ocasiones agregan un palitroque chiquitito y azul.... No logramos comprender mucho, pero fue bastante folclórico verlo.

La gracia de nuestro hotel rural es quedaba en las afueras del pueblo, específicamente en la zona del faro, por lo que los caminos sólo tenían un sentido y un ancho no mayor a medio auto. Por ello, nuestra bajada al pueblo fue "andando" y la subida igual, aunque con una sidra en la mochila.Otra cosa curiosa de los Asturianos es que usan unos zapatos que inimaginablemente sirven para caminar: Las Madreñas. Estas siguen utilizándose hasta ahora en invierno, para no embarrarse los pies y tener los calcetines secos. Es un zapato de madera con cuatro toperoles gigantes en la planta y que no parecen caracterizarce por la comodidad. Una de los mayores atractivos de Ribadesella es el "Descenso Internacional del Sella", que se celebra todos los años el primer fin de semana de Agosto y en el que participan piragüistas de todo el mundo. Y es que el río es perfecto para practicar el canotaje: aguas limpias, corrientes no muy peligrosas y un paisaje precioso. Por eso, no lo podíamos perder...
Nos armamos de energías, buscamos nuestras tenidas más deportivas, agarramos nuestras canoas y, junto a una multitud de otros turistas, partimos.
Obviamente logramos adelantar al grupo, aprendimos el lenguaje de las corrientes y agarramos ritmo en el remo. En el camino, hubo algunos que trataron de perjudicarnos, impidiéndonos el paso para no ser humillados por estos intrépidos principiantes. Después de demostrar nuestro potencial, qué mejor que disfrutar de un picnic en estos paisajes tipo Heidi. Luego del descenso, dejamos Ribadesella para seguir adentrándonos en los Picos de Europa. Nos despedimos de Asturias para entrar en Cantabria.